La Existencia vivida conscientemente es VIDA

jueves, 26 de junio de 2008

Minorias

Transcribo estas palabras que me tocaron mucho..quiero dejarlas en este pedacito de espacio que es mio, para releerlas cuando quiero..me parecen sabias reflexiones producto de estudios reales y no consecuencia de informacion instrumentalizada que pasa de boca en boca..

MONOCULTIVO DE CEREBROS
Por Raúl A. Montenegro

Qué duro es sentirse minoría en un país de falsas mayorías.

Qué duro es ver que el gobierno nacional y los ruralistas luchan entre sí cuando son cómplices necesarios del país sojero.

Que duro es recordar que esas cacerolas relucientes, esos estudiantes movilizados y esas familias temerosas del desabastecimiento no salieron a la calle cuando los terratenientes de este siglo XXI expulsaron a familias y pueblos enteros para plantar su soja maldita.

Qué duro es comprobar, con los dientes apretados, y con el corazón desierto y sin bosques, que nadie habló en nombre de los indígenas expulsados de sus territorios, de sus plantas medicinales, de su cultura y de su tiempo para que la soja y el glifosato sean los nuevos algarrobos y los nuevos duendes del monte.

Qué duro es saber que nadie habló en nombre del suelo destruido por la soja y por el cóctel de plaguicidas.

Qué duro es comprobar que muchos productores, gobiernos y ciudadanos no saben que los suelos solo son fabricados por los bosques y ambientes nativos, y nunca por los cultivos industriales.

Qué duro es saber que para fabricar 2,5 centímetros de suelo en ambientes templados hacen falta de 700 a 1.200 años, y que la soja los romperá en mucho menos tiempo.

Qué duro es recordar que el 80% de los bosques nativos ya fue destrozado, y que funcionarios y productores no ven o no quieren ver que la única forma de tener un país más sustentable es conservar al mismo tiempo superficies equivalentes de ambientes naturales y de cultivos diversificados.

Qué duro es observar cómo se extingue el campesino que convivía con el monte, y cómo lo reemplaza una gran empresa agrícola que empieza irónicamente sus actividades destruyendo ese monte.

Qué duro es ver que el monocultivo de la soja refleja el monocultivo de cerebros, la ineptitud de los funcionarios públicos y el silencio de la gente buena.

Qué duro es saber que miles de Argentinos están expuestos a las bajas dosis de plaguicidas, y que miles de personas enferman y mueren para que China y Europa puedan alimentar su ganado con soja.

Qué duro es saber que las bajas dosis de glifosato, endosulfán, 2,4 D y otros plaguicidas pueden alterar el sistema hormonal de bebés, niños, adolescentes y adultos, y que no sabemos cuántos de ellos enfermaron y murieron por culpa de las bajas dosis porque el estado no hace estudios epidemiológicos.

Qué duro es saber que los bosques y ambientes nativos se desmoronan, que las cuencas hídricas donde se fabrica el agua son invadidas por cultivos, y que Argentina está exportando su genocidio sojero a la Amazonia Boliviana.

Qué duro es comprobar que las cacerolas relucientes son más fáciles de sacar que las topadoras y el monocultivo.

Qué duro es comprobar que en nombre de las exportaciones se violan todos los días, impunemente, los derechos de generaciones de Argentinos que todavía no nacieron.

Qué duro es ver las imágenes por televisión, los piquetes y las cacerolas mientras las almas sin tierra de los campesinos y los indígenas no tienen imágenes, ni piquetes, ni cacerolas que los defiendan.

Qué duro es ver la furia ruralista al amparo de reyes sojeros como el Grupo Grobocopatel.

Qué duro es ver el rostro reseco de Doña Juana expulsada, de doña Juana sin tierra, de doña Juana con sus muertos bajo la soja.

Qué duro es ver que se cortan las rutas para que China y Europa no dejen de tener soja fresca, y para que Monsanto no deje de vender sus semillas y sus agroquímicos.

Qué duro es ver con las manos y tocar con los ojos que nadie habló en nombre de los campesinos echados a topadora limpia, a bastonazos y a decisiones judiciales sin justicia para que ingresen el endosulfán, las promotoras de Basf y las palas mecánicas con aire acondicionado.

Qué duro es comprobar que estas reflexiones escritas a medianoche solo circularán en la casi clandestinidad mientras Monsanto gira sus divisas a Estados Unidos, mientras las topadoras desmontan miles de hectáreas en nuestro chaco semiárido para que rápidamente tengamos 19 millones de hectáreas plantadas con soja, y mientras miles de niños argentinos duermen sin saber que su sangre tiene plaguicidas, y que su país alguna vez tuvo bosques que fabricaban suelo y conservaban agua. Muy cerca de ellos las cacerolas abolladas vuelven a la cocina. (*)


Biólogo. Premio Nóbel Alternativo (Estocolmo, Suecia) Presidente de FUNAM (Fundación para la Defensa del Ambiente) Profesor Titular de Biología Evolutiva en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) montenegro@funam. org.ar

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, pues si que es duro saber todo eso y demás cosas que pasan alrededor del mundo. Aqui en Málaga España una provincia del sur, pero igualmente toda la costa española lo duro es ver como han masificado toda la costa con ladrillos dejando pequeñisimos fragmentos sin construir por protecciones que se suponen serán intocables y digo se suponen por que ya no se lo que es intocable realmente. Es duro ver eso, ver que no vamos a tener nunca mas un bosque junto al mar. Ver como el abandono de los cultivos favorece a la desertización con el cambio climático, por que ya nos hemos dedicado al turismo y no al cultivo teniendo el clima que tenemos para cultivar miles de cosas tropicales y no tropicales. Mas duro es ver, como los gobiernos aprovechan para construir y construir y no para arbolar y repoblar y despues nos quejamos de que tenemos duras sequías. De todas formas me considero una persona afortunada por que sé que esto es el menor de los problemas que tiene este mundo tan cruel y tan bonito a la misma vez. Nada mas tengo que hechar la vista hacia el sur a unos 30 kilométros y ver como está África... sin comentarios, lo duro que es ver como cientos de africanos mueren en el intento de cruzar el charco con la creencia de que tendrán una vida mucho mejor. En fín, son las cosas que nos han tocado vivir en nuestros tiempos, y lo que nos toca hacer es colocar nuestro granito de arena como bien podamos para intentar hacerlo un poquito menos cruel. Saludos y muy buenas tus reflexiones hacen que pensar e informan de lo que por estos lados del mundo no se habla tanto como se debería, y perdón por extenderme tanto. Ciao

Anónimo dijo...

MARIA CLAUDIA:
"SOBRE MINORIAS"
No creo que sea muy exacto el segundo parrafo de este escrito, ni tampoco, que la soja empobrezca el suelo mas que cualquier otro cultivo. El Gobierno Nacional,advirtiendo un poco esto, quiso a traves de la Resol.125, producir dos efectos:
1.-Limitar la zona de plantacion de soja, desalentandola mediante la aplicion de una fuerte retencion a la exportacion y permitiendo, que los demas cultivos, "maiz", "trigo", etc. continuen sembrandose. Porque sino, vamos a terminar importando estos alimentos y pagandolos a precio de oro. ¿Quien va a querer plantar trigo y maiz, con los elevados costos que tienen y no tan buen precio a nivel internacional? claro, no asi con la soja, que se cultiva como un yuyo, y hoy vale U$S 570,--la tonelada.
2.-El segundo efecto, era "redistribuir" la renta nacional, proponiendo una serie de obras a realizarce con los fondos de las retenciones, como escuelas y hospitales.
Es decir, sacandoles a quienes obtenian "ganancias extraordinarias" y destinandolos a los mas pobres.

La resolucion 125 se mando al congreso para que la ratifique. La presion de los ruralistas y el voto traidor del vicepresidente, hizo que se rechazara la misma. Luego el Poder Ejecutivo la dejo sin efecto.
AHORA SI CREO QUE SE DARIAN ALGUNAS DE LAS COSAS QUE MENCIONA EL ESCRITO QUE VOS INCERTASTE EN TU BLOG.
un beso
tu papito

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